Transitando por Santiago, vi a la pasada por Av. Italia, comuna de Ñuñoa, unas tiendas de anticuarios que me llamaron la atención, y después de varias veces pasando por ese sector, pude conocerlo.
Está en la calle caupolicán, entre las avenidas Condell e Italia de la mencionada comuna, se extiende por un par de cuadras, encontrándose tanto anticuarios como restauradores de muebles. Es un simpático paseo, ya que no sólo se ven muebles antiguos cómo se podría imaginar a la primera, sino que todo tipo de antiguedades, como libros, artículos de decoración, cuadros, menaje, fotos, y otras cosas que se me olvidan. Es agradable pasear por el lugar, se puede entrar a varias tiendas para observar lo que se ofrece, y dicho sea de paso, los precios superaron lo que en un principio me imaginé que serían.
Llama la atención ver tanto muebles realmente hermosos y en perfectas condiciones, que decorarían perfectamente cualquier hogar u oficina (u otro lugar), y tantas cosas hermosas que uno piensa que su origen debe tener una historia simpática de conocer. Al entrar a uno de sus locales, reparé en unas postales antiguas, todas dirigidas al mismo domicilio y al mismo receptor, en las cuales si mal no recuerdo, la hija contaba a su padre de su viaje desde diversos puntos de Europa, y me pregunté que habrá sido de aquellas existencias.
Santiago parece ser una ciudad que sólo rinde culto a lo nuevo y luminoso, dejando de lado aquello que tiene una historia larga y digna de conocerse y apreciarse, y este es un lugar realmente simpático de conocer, que recomiendo, sábado por la tarde, recorrer el par de cuadras tranquilamente y si da hambre, hay un par de buenos restaurantes para servirse lo que se desee.
Les dejo un mapa con la ubicación, nada difícil de llegar, un lindo rincón de nuestra capital.
Está en la calle caupolicán, entre las avenidas Condell e Italia de la mencionada comuna, se extiende por un par de cuadras, encontrándose tanto anticuarios como restauradores de muebles. Es un simpático paseo, ya que no sólo se ven muebles antiguos cómo se podría imaginar a la primera, sino que todo tipo de antiguedades, como libros, artículos de decoración, cuadros, menaje, fotos, y otras cosas que se me olvidan. Es agradable pasear por el lugar, se puede entrar a varias tiendas para observar lo que se ofrece, y dicho sea de paso, los precios superaron lo que en un principio me imaginé que serían.
Llama la atención ver tanto muebles realmente hermosos y en perfectas condiciones, que decorarían perfectamente cualquier hogar u oficina (u otro lugar), y tantas cosas hermosas que uno piensa que su origen debe tener una historia simpática de conocer. Al entrar a uno de sus locales, reparé en unas postales antiguas, todas dirigidas al mismo domicilio y al mismo receptor, en las cuales si mal no recuerdo, la hija contaba a su padre de su viaje desde diversos puntos de Europa, y me pregunté que habrá sido de aquellas existencias.
Santiago parece ser una ciudad que sólo rinde culto a lo nuevo y luminoso, dejando de lado aquello que tiene una historia larga y digna de conocerse y apreciarse, y este es un lugar realmente simpático de conocer, que recomiendo, sábado por la tarde, recorrer el par de cuadras tranquilamente y si da hambre, hay un par de buenos restaurantes para servirse lo que se desee.
Les dejo un mapa con la ubicación, nada difícil de llegar, un lindo rincón de nuestra capital.
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