jueves, 23 de octubre de 2008

El descanso del guerrero I

Todos tenemos algún lugar en el cual podemos sentirnos tranquilos, relajados, un lugar donde podemos desconectarnos del resto del mundo, y que al abandonar, nos sentimos recargados en energías, o en paz interior.
A ese lugar le llamo "el descanso del guerrero".
Yo poseo mas de uno, el primero que se me viene a la mente, es El Quisco, hablando de manera amplia al balneario y no un lugar en especial, pero a tan maravilloso lugar nos referiremos en otra ocasión.
Ahora hablaré de un lugar dentro de la capital, un oasis dentro de esta atestada ciudad, la conocida "Biblioteca de Santiago".
Aunque en personal me queda al otro extremo de Santiago, el viaje siempre vale el esfuerzo. Ubicada dentro de la comuna de Estacion Central (casi al frente de la Quinta Normal), fue emplazada en un antiguo edificio público, se ocupo el ala sur para ubicar la biblioteca.
Se le dio un nuevo formato para poder llegar a los libros, ya que ellos están ordenado en sus respectivas temáticas en los 3 pisos del edificio y además están a la mano de sus visitantes.
Ir a ese lugar se transformó en poder desconectarse de esa bulla alienante del exterior y que envicia a todas las partes por las cuales se introduce. Pasear por sus pisos ojeando la diversidad de publicaciones con tranquilidad es algo que relaja y da gozo por el hecho de tener bellisimos libros en mis manos.
A pesar de no exigirse el silencio sepulcral de las biliotecas clásicas, no alcanza a molestar ni distraer cuando se lee.
Una cosa que me sorprende es ver la diversidad de personas que asisten, hombres y mujeres de todas las edades se encuentran leyendo todo tipo de libros, inclusive los más pequeños tienen su sector propio. Y ahí sobre todo renace la esperanza, al ver a niños y niñas leyendo con avidez, seguro que ellos más adelante preferiran una mejor actividad para pasar su tiempo en vez de ir a perder el tiempo en un mall.
La biblioteca se transformó en ese metro cuadrado en el cual me muevo con tranquilidad. Ese lugar donde hago lo que mas me gusta, si le sumara un capuccino o un chocolate caliente sería perfecto. Le agrego la música que me gusta y al ojear sus variados libros, toda preocupación se esfuma, sonara cursi, pero es un encuentro conmigo mismo.
Todo un descanso del guerrero.